La finalidad de esta tradición es mermar el sufrimiento por la evocación de su bíblico significado.
Por: Paola Marín / www.muraleducativo.com
Desde hace siglos, cada 28 de diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes. La conmemoración sobrevive como una tradición donde el origen religioso cambió hacia la broma y el buen humor, con el fin de mermar el sufrimiento por la evocación de su bíblico significado.
La muerte inservible de cientos de niños nacidos en Belén (Judea) que no hubieran alcanzado la edad de dos años. Según Herodes, así terminaría con Jesús de Nazaret para que no lo despojara de su trono.
Actualmente, con la finalidad de explorar sanamente la inocencia de la gente, este día se acostumbra que entre amigos se pida algo prestado, en broma, y al recibir el objeto que se presta, se Dice la frase: “Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que, en este día, ¡nada se debe prestar!”. El hecho de que en esta fecha se pueden hacer bromas a parientes y amigos.
Por otro lado, y según los Evangelios, la matanza debió haber sido después de la visita de los Tres Reyes Magos al rey Herodes “El Grande” (uno o dos días después del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Reyes Magos a Jesús no tiene una precisión exacta en las escrituras bíblicas.
En el ámbito mundial, en la Edad Media se adoptó conmemorar aquella matanza con un rito más pagano, la “Fiesta de los locos”, en los días entre Navidad y Año Nuevo. Esas fiestas eran tan escandalosas, que la Iglesia, para calmar las excentricidades de la gente, decretó mejor el “Día de los Santos Inocentes”.
De esa manera nació la tradición pagano-religiosa con tintes festivos que prevalece hasta la fecha. Se gastan bromas sobre todo a los más distraídos, desde letreros chuscos en la espalda, hasta pedir dinero prestado. En esta fecha el bromista emula a Herodes y el bromeado es el “Inocente”.