Cada una de las más de 90 mil personas no localizadas representa una docena de historias: la del ausente y las de quienes le buscan
Por: Ricardo Carmona / www.muraleducativo.com
Construir memoria es un acto político y social, pues es a través de la apropiación del discurso que se transforman las jerarquías, pero también se construyen amistades y colectividades, consideró Tadeo Luna de la Mora, responsable de Seguridad del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la IBERO Puebla.
En la presentación del proyecto multimedia Dignificando la memoria, una propuesta del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), destacó que la elaboración de las narrativas requiere de un análisis ético, empático y diverso con el fin de conducir a la construcción de verdad y justicia.
Cabe destacar que este proyecto tiene como finalidad que se entienda este problema desde el primer clic: resguardar la historia de vida de las personas desaparecidas y de quienes las buscan.
Tadeo Luna de la Mora, destacó que dignificando la memoria se enmarca además en una realidad poblana que ha “burocratizado el dolor”. Lo que implica -dijo- arrojar a las familias al abismo institucional, emocional y jurídico.
El proyecto, presentado recientemente en la IBERO Puebla, parte desde una mirada distinta a las narrativas oficiales, pues aporta a la urgencia de generar memoria colectiva sobre la crisis de desapariciones en Puebla.
Además de denunciar la problemática en sí misma, el compilado da rostro, voz y corazón a todas las personas marcadas por la violencia.
Cabe destacar que la esencia de los testimonios se encuentra en forma de ensayos, poemas, fotos y videos, el proyecto también incluye un informe extenso que sitúa a las víctimas en el circuito de violencia que persiste en México.
El IMDHD revela que el 40% de las personas buscan a sus hijos; el 69% de los desaparecidos son hombres; son las mujeres las principales buscadoras, y la edad más recurrente de desaparición es entre 21 y 30 años.
Los 35 testimonios de personas desaparecidas en Puebla se suman a las más de 300 voces recolectadas originalmente en Veracruz y el Estado de México.