Otra tecnología que debemos contemplar con potenciales riesgos ambientales es la denominada como Internet de las Cosas (IoT), cuyo cometido principal es la conexión de objetos a la red de redes, para que a través de sensores monitoreemos muchos aspectos de la vida cotidiana
Universidad Interamericana
Buzon de Paz

TUMBA BURROS DIGITAL

Por: Luis Escobar Ramos / www.muraleducativo.com

Para concluir este tema relacionado con las implicaciones de las tecnologías emergentes y las inteligencias artificiales; observado desde la óptica de los alcances de deterioro ecológico que pueden causar y que muy poco se habla de ello; debido a que las grandes empresas del sector siempre destacan sólo los beneficios económicos, sociales culturales y productivos, entre otros; debemos entrar en el análisis puntual de dichas tecnologías.

Por principio de cuentas debo apuntar que, la mayoría de las personas hemos comprado el discurso de que el recambio tecnológico ligado a la transición energética, es el mejor rumbo que podemos tomar como humanidad, sin embargo es evidente que no estamos visualizando que estas tecnologías consumen cantidades colosales de energías, mismas que deberemos generar, transmitir y distribuir a efecto de materializar esos retos; no es coincidencia que en aras de encontrar otras fuentes de energía, hoy en día se hable de algunas nuevas tecnologías como la “fusión nuclear”, que no es otra cosa que un intento de replicar los procesos del sol en la tierra, obteniendo como resultado buen rendimiento y sobre todo energía presuntamente limpia.

APP Movil 911
Feria Abril

Iniciaré este pequeño desglose de altos requerimientos energéticos y potenciales daños ecológicos con un fenómeno conocido como electromovilidad, es decir, la utilización de energías eléctricas con el fin de transitar del ensamble de vehículos de combustión interna a lo que se conoce como EV´s. (vehículos eléctricos) que como ya mencionábamos en la entrega anterior, representa un gran reto, derivado de los altos volúmenes de energía; pero sobre todo, considerando que se utilizan baterías de litio; ¿acaso hemos dimensionado el daño ecológico que esto puede generar en el mediano y largo plazo al planeta?

Otra tecnología que debemos contemplar con potenciales riesgos ambientales es la denominada como Internet de las Cosas (IoT), cuyo cometido principal es la conexión de objetos a la red de redes, para que a través de sensores monitoreemos muchos aspectos de la vida cotidiana, ante lo cual es menester destacar que ello ameritará enormes cantidades de energía; no obstante, no es sólo eso lo que necesitamos evaluar; sino también preguntarnos que tan necesario y vital es para nuestra vida sensorizarnos, ¿o sólo estaremos cayendo en las garras de la voracidad de las empresas de generarnos necesidades para ensanchar sus márgenes de utilidad?

Mención especial debo hacer a la pretensión de las grandes empresas tecnológicas que, están instalando lo que se conoce como “Región de Infraestructura” (así llama Amazon Web Services a una ubicación que concentra las zonas de disponibilidad, es decir, conjuntos de uno a tres Centros de Datos, cuyo objetivo es ofrecer capacidad de procesamiento y almacenamiento en la nube), lo cual es válido; sin embargo, es responsabilidad de todas y todos los que estamos inmersos en el ambiente tecnológico, hacer notar que, para mantener a temperaturas propicias esos Data Centers son indispensables cantidades inmensas de agua, que es un recurso del que día con día carecemos más  y es vital para nuestra preservación; aunado, por supuesto, a las grandes sumas de energía para su operación.

Para nuestro caso particular como país, debo decir que, nos están instalando varias regiones de infraestructura, una de ellas en la zona de Querétaro, ante lo que los distintos niveles de gobierno debieran tener presentes las implicaciones, porque no sólo se trata de atraer inversiones, sino conocer las implicaciones, en este caso, ecológicas, que de ello se puede desprender.

Así también, es fundamental que las personas estén conscientes que para la operación de monumentales servidores que hacen factible el funcionamiento de las inteligencias artificiales generativas se requieren aún mayores niveles de energía que para el caso anterior (Centros de Datos), lo que incluso ha sido reconocido por los propios tecnólogos expertos en la materia.

De tal forma que, esa imagen de limpieza y pro climáticas que han pretendido hacerse las empresas tecnológicas versus las industrias humeantes no es real y para muestra tenemos el dato que recientemente dio a conocer la Agencia Internacional de la Energía que menciona: Los Centros de Datos, las criptomonedas y las inteligencias artificiales significaron aproximadamente el 2% de la demanda mundial de electricidad en 2022 y la cifra puede duplicarse para el año 2026, lo que representaría empatar el consumo eléctrico de Japón.

Bajo este escenario será necesario tomar como ejemplo experiencias que ya se están dando en el mundo (Irlanda) que permiten la instalación de Centros de Datos con base en su capacidad de infraestructura y la disponibilidad de energía eléctrica, lo que aplica de manera exacta para el caso de nuestro país, que con el auge que está tomando el fenómeno de la relocalización de las cadenas de suministro o Nearshoring demanda infraestructuras de diversa índole y que de no darse mediante  políticas públicas de mediano y largo plazo puede llevarnos a un gran deterioro ecológico.

Con base en todo lo anterior, será básico establecer un esquema de priorización del uso y aplicación de las tecnologías, por ejemplo, entre las inteligencias artificiales y las criptomonedas, de tal manera que se obtenga una alta rentabilidad entre el costo y beneficio; aspecto en el que se debe contemplar como factor decisivo la disminución del consumo eléctrico e hídrico.

Así mismo, la implementación de aplicaciones inteligentes derivadas de las inteligencias artificiales generativas deberá demostrar en el terreno de los hechos el bajo consumo eléctrico en los sectores primario, secundario y terciario de las economías, pero además, las Big Tech deberán invertir en empresas de innovación energética.

YA EN EL CORREDOR:

Para alegría de unos cuantos y preocupación de las mayorías, la Revista Forbes publicó en estos días el listado de los hombres más ricos del mundo, que se conforma de la siguiente manera: 1. Bernard Arnault 233 MMD; 2. Elon Musk 195 MMD; 3. Jeff Bezos 194 MMD; 4. Mark Zuckerberg 177 MMD; 5. Larry Ellison 141 MMD; 6. Warren Buffet 133 MMD; 7. Bill Gates 128 MMD; 8. Steve Ballmer 121 MMD; 9. Mukesh Ambani 116 MMD; 10. Larry Page 114 MMD; 11. Sergey Brin 110 MMD; 12. Michael Bloomberg 106 MMD; 13. Amancio Ortega 103 MMD; 14. Carlos Slim 102 MMD; impresionante la concentración de la riqueza en el mundo, lo que es sinónimo de ampliación de la desigualdad.

Luis Escobar Ramos

Email: lescobarramos67@gmail.com

Twitter @LUISESCOBARRAM6

Incendios Forestales
Medidas Seguridad