Comunidad universitaria da su último adiós y rinde homenaje a quien fuera un ejemplo de coherencia y tenacidad
Por: A. Miguel / www.muraleducativo.com
Mario Iglesias García Teruel, nació el 3 de julio de 1944, en la Angelópolis, es todo un personaje de la sociedad poblana. Egresado del Instituto Oriente, realizó sus estudios profesionales de Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Puebla, y más tarde realizó la maestría en Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Además, durante sus estudios profesionales, se dio tiempo para trabajar en el área de control de calidad en Textiles Atoyac, y posteriormente, en Hylsa de México, fue director de capacitación y desarrollo de personal de 1969 a 1974.
Desde su joven vida universitaria demostró, con un gran liderazgo y férrea y significativa participación estudiantil, sus firmes convicciones y sus valores trascendentes, que le caracterizaron en una vida plena de congruencia en ellos.
Como estudiante universitario, desde la presidencia de la sociedad de alumnos y posteriormente logrando el cargo de consejero universitario, participó en la lucha por la defensa de la autonomía universitaria, el academismo y la libertad de expresión y creencias, compromiso que siguió refrendando más adelante como maestro, como secretario, y finalmente como director de la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad Autónoma de Puebla, participando de manera, por demás significativa, en la lucha que desembocó en la fundación de la UPAEP.
Con Rosario Rivero, la gran compañera de su vida, formó su familia, en la cual Dios les concedió cuatro hijos: Mario, Paola, Juan Pablo y por supuesto Claudia, quien triunfó con brillo propio en el campo académico y profesional, y a quien Dios llamó a su eterna gloria en pleno esplendor de su juventud.
Fue maestro fundador de la UPAEP, dando clases en la escuela de Administración de Empresas, y participó además solidariamente, en los procesos necesarios para fundar e iniciar la Universidad.
El muy difícil proceso, primero de subsistencia, y posteriormente de crecimiento y desarrollo de la UPAEP, no puede entenderse sino con el valiente y brillante liderazgo institucional que él realizó en los primeros años, pues en 1974 fue nombrado por el Patronato Fundador como Director Académico y Coordinador General, y posteriormente, en 1982, recibió la investidura como Primer Rector de la UPAEP, responsabilidad, que por su brillante ejecución, fue refrendada durante 17 años, hasta concluir el 9 de agosto de 1999. Esto después de haber logrado la primera acreditación de calidad institucional ante la FIMPES y de haber liderado el gran plan de proyección estratégica de la UPAEP, la Visión 2005, con el cual dio las pautas para que la universidad planteara su incursión y proyección al nuevo milenio.
Un verdadero líder transformador, apasionado por la universidad hasta el final.
¡Alerombo hasta el Cielo querido Mario!
Te encomendamos con mucho cariño, agradecimiento y admiración.