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En el marco de la conmemoración del día mundial se esta rama de la salud, se reconoce su importancia
Por: Elías Morales / www.muraleducativo.com

Nayra Cervantes Mendoza, académica y coordinadora de la licenciatura de fisioterapia en UVM Mérida, considera que es necesario atender de manera puntual las secuelas que presenta cada paciente que ha padecido COVID-19, con el fin de evaluarlo y desarrollar un tratamiento eficaz para la recuperación.

Existen diferentes aplicaciones de la fisioterapia, una muy conocida es el trabajo de ortopedia, pero también se cuenta con la fisioterapia deportiva, dermatofuncional, oncológica, urogenital e intrahospitalaria, esta última ha sido de mucha ayuda durante la crisis sanitaria generada por el COVID-19.

Padecer COVID-19 nos puede generar limitaciones importantes y la fisioterapia puede ayudar a prevenir secuelas. “El tratamiento se puede iniciar desde el hospital, una vez que el paciente ya no puede contagiar y consiste en brindarle técnicas para mejorar su respiración y su capacidad de ejercicio, lo cual va a beneficiar al paciente para que cuando retome sus actividades cotidianas no presente una discapacidad grave”, comenta la licenciada en rehabilitación.

El COVID persistente tiene que ver con el malestar prolongado, la especialista asegura que aún falta mucho por estudiar del virus SARS COV-2 porque no se conoce con exactitud cuánto tiempo pueden durar estas manifestaciones.

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Se sabe que la permanencia de los síntomas puede tener una duración aproximada de entre 4 y 12 semanas, incluso estudios transversales han demostrado que después de los 6 meses pueden continuar las manifestaciones.

Entre la sintomatología que puede ser incapacitante y de largo plazo se encuentra la fatiga, el malestar general, el dolor muscular o articular y problemas respiratorios.

De acuerdo con la académica, es de suma importancia que en caso de presentar síntomas o padecer la enfermedad, se acuda con un fisioterapeuta para recibir una evaluación funcional y establecer un programa personalizado y enfocado en las necesidades de cada paciente.

Cervantes Mendoza nos comparte tres ejercicios generales respiratorios que ayudan a mejorar la función respiratoria de los pacientes:

Respiración abdominal: De acuerdo con la capacidad del paciente, este ejercicio se realiza acostado, sentado o de pie. Consiste en poner las manos en el abdomen, inhalar aire por la nariz e inflar el abdomen, al momento de exhalar, el abdomen se debe contraer, de tal manera que el ombligo entre en las costillas.

Respiración diafragmática: La respiración se realiza con cierta presión en las costillas, apoyados en los intercostales, que son otros músculos que nos ayudan a la inspiración y expiración. Al inhalar aire, el paciente debe abrir las costillas y, al sacarlo, intentar meterlas.

Respiración torácica: En este caso, se va a respirar mientras se trata de elevar las costillas superiores, para ello se deben colocar las manos en el pecho, al inhalar tratar de empujar las manos sobre pecho y, al expirar, tratar de bajar las manos y costillas hacia el abdomen.

Estos tres ejercicios se consideran iniciales y se recomiendan para aquellos pacientes fuera de peligro y que haya presentado alguna afectación.

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