Iniciaron los trabajos de las VII Jornadas de la Familia en la UPAEP
Si realmente queremos conocer a las familias, lo primero que debemos hacer es escucharlas, porque cuando uno escucha, está abierto a las sorpresas, señaló el rector de la UPAEP, Emilio José Baños Ardavín.
Durante la inauguración de las VII Jornadas de la Familia que se desarrolla en esta casa de estudios, subrayó, queremos escuchar a las familias porque ese es el punto de partida más sensato ante esta realidad que estamos presenciando.
“Escucharlas será descubrir dinámicas tal vez dolorosas que hay que sanar o dinámicas constructivas que hay que celebrar e imitar; escuchar nos permitirá resonar con las familias, dialogar con ellas, aprender de ellas, crecer con ellas y transformarnos a ellas. El que escucha no termina igual, cambia. Escuchar es una aventura que bien vale la pena vivir”, destacó el rector.
Con el tema central, “Escuchar a la familia. Un diálogo necesario, un diálogo posible”; Baños Ardavín indicó, “la apertura que nos da la escucha es empática, comprensiva y sensata. A veces es nuestro ver el que pone distancia y pone resistencias… pero nuestra escucha justo genera el efecto opuesto: cercanía y solidaridad”.
Advirtió que si uno no es escuchado, uno se aísla y se extravía. La escucha nos ata a la realidad y nos ata a la comunidad, genera el nosotros básico, es red de relaciones necesarias para vivir y hacerlo con sentido.
Asimismo dijo, podríamos afirmar que escuchar implica un mayor amor que el ver. “Escuchar a mi esposa o a mis hijos, a mi amigo, me exige tiempo, me pide una disposición específica, me invita a callar. Escuchar es una forma, si se quiere, de sacrificio… de renuncia al yo para atender al tú”.
Por su parte, el Mtro. José Carlos Ortiz Müggenburg, Director del Centro de Estudios de Familia y Sociedad (CEFAS) de la UPAEP, manifestó que escuchar a la familia en sus diversos contextos, realidades y situaciones, nos ayuda a descubrir, no sólo las dificultades por las que atraviesa, sino las oportunidades que ella misma es capaz de generar para construir los vínculos humanos fundamentales.
Señaló que en el mundo que se nos presenta actualmente, con mucha frecuencia lleno de dureza y frialdad, muchas personas se sienten excluidas y maltratadas y esperan algo de luz y de calor.
“Escuchar a la familia es como aprender la dedicación a un cultivo: hay que sembrar, regar, podar, antes de cosechar. Lleva su tiempo, no se logran resultados instantáneamente, ni mecánicamente. Todo lo que tiene que ver con la vida requiere espera, reclama paciencia”, concluyó.
Ricardo Carmona / www.lcampus.mx