Villanueva González resaltó la importancia de abordar este desafío educativo de manera integral. La universidad se dedica a formar no solo profesionales, sino también formadores
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Una población educada no solo es más apta para enfrentar desafíos económicos y sociales, sino que también contribuye a una sociedad más participativa, ética y solidaria

Por: A. Uriel / www.mursaleducativo.com

La educación va más allá del ámbito escolarizado. Si bien la educación formal, que incluye el sistema escolar presencial o a distancia, es esencial, el verdadero núcleo de la formación se encuentra en la educación informal. Esta última abarca todas las instancias de aprendizaje que ocurren fuera de las aulas, desde el hogar y la familia hasta el entorno social, laboral y digital, subrayó Arturo Villanueva González, Director de la Facultad de Educación de la UPAEP.

El problema educativo en México, comenta Villanueva González, no se limita únicamente al ámbito escolar, sino que es un fenómeno multifacético que abarca aspectos culturales, sociales y de valores. Si bien la educación formal proporciona certificaciones y títulos necesarios para el empleo, es en la educación informal donde se forjan los valores, las creencias y el sentido de responsabilidad ciudadana.

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Desde su posición como director de la Facultad de Educación de la UPAEP, Villanueva González resaltó la importancia de abordar este desafío educativo de manera integral. La universidad se dedica a formar no solo profesionales, sino también formadores, aquellos que tendrán la tarea de guiar y moldear a las futuras generaciones.

Arturo Villanueva subrayó que la educación no es solo responsabilidad de las instituciones educativas, sino de toda la sociedad. Padres, líderes comunitarios, empleadores y figuras políticas también desempeñan un papel crucial en la formación de ciudadanos responsables y conscientes.

Enfatizó que el desarrollo de un país está intrínsecamente ligado a su nivel de educación. Una población educada no solo es más apta para enfrentar desafíos económicos y sociales, sino que también contribuye a una sociedad más participativa, ética y solidaria.

En la UPAEP, el compromiso con la educación se traduce en la formación de profesionales comprometidos con el cambio y la mejora social. Afirmó que el camino hacia un futuro próspero y equitativo comienza con una educación de calidad y accesible para todos.

Villanueva González señala que a menudo se traslada la responsabilidad exclusivamente a la escuela, omitiendo la corresponsabilidad que recae en la familia y la sociedad en su conjunto. En ocasiones, los padres delegan la educación de sus hijos a las instituciones educativas, mientras que los maestros se enfrentan a la dificultad de educar a niños cuya formación básica se ve descuidada en el hogar.

El ciclo de responsabilidad y culpa se perpetúa cuando cada parte señala a la otra como responsable de los problemas educativos. Para Villanueva González, la clave está en reconocer que la educación formal en la escuela no puede subsistir de manera aislada, sino que debe complementarse con una sólida educación familiar y social.

Por su parte, José de Jesús Alcalá Anguiano, Director de la Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa de la UPAEP, destaca que en un mundo marcado por crisis y desafíos, la educación emerge como una vía de esperanza y transformación, aunque a menudo se le atribuya un carácter casi mágico.

Alcalá Anguiano subraya la importancia de comprender la complejidad del fenómeno educativo, que abarca múltiples dimensiones y agentes. En este sentido, enfatiza en la necesidad de un enfoque interdisciplinario que permita abordar los desafíos educativos desde diversas perspectivas y campos del conocimiento.

El desarrollo, entendido como la actualización del potencial humano, se convierte en el objetivo central de la educación. Esta no solo busca formar individuos competentes, sino también ciudadanos comprometidos con su entorno y capaces de contribuir al bienestar común.

Alcalá Anguiano resalta el papel transformador de la educación, que no solo se limita al ámbito individual, sino que se extiende a la comunidad y la sociedad en su conjunto. En un contexto marcado por el individualismo y la indiferencia, la educación emerge como un antídoto que promueve la solidaridad, el diálogo y la colaboración.

El pensamiento crítico se erige como una habilidad esencial en el mundo actual, caracterizado por la sobreabundancia de información y la necesidad de discernir entre diferentes perspectivas y discursos. La educación, por tanto, debe fomentar la capacidad de cuestionar, analizar y reflexionar de manera autónoma y creativa.

Alcalá Anguiano invita a concebir la educación como un proceso colectivo y constante, en el que cada individuo es un agente activo de su propio aprendizaje y desarrollo. Ya sea como estudiantes, docentes, o profesionales de la educación, todos estamos llamados a participar en este proceso de transformación.

En este sentido, la UPAEP ofrece programas académicos diseñados para formar profesionales comprometidos con la excelencia educativa y la innovación pedagógica. Desde la Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa hasta el Doctorado en Educación, se busca brindar herramientas y conocimientos que permitan abordar los desafíos educativos con creatividad y rigor.

En su intervención, Rodolfo Cruz Vadillo, investigador de la Facultad de Educación de la UPAEP, habló del desafío actual de los sistemas educativos en la formación de ciudadanos capaces de enfrentar los retos de una sociedad marcada por la vulnerabilidad y la precariedad.

Destaca que la educación va más allá de garantizar el acceso a la escuela, ya que es fundamental asegurar la calidad de la educación que reciben los estudiantes una vez que están dentro de ella. En este sentido, enfatiza en la necesidad de políticas educativas que no solo se centren en la cobertura, sino también en la calidad y pertinencia de la educación ofrecida.

Cruz Vadillo señala que las becas y ayudas económicas pueden facilitar el acceso a la educación, pero no resuelven por completo los problemas de desigualdad y vulnerabilidad. Es crucial analizar qué tipo de formación reciben los estudiantes una vez que están en la escuela, así como la capacitación y preparación de los docentes que los acompañan en su proceso educativo.

En este sentido, subraya la importancia de dotar a los estudiantes de activos y capacidades que les permitan enfrentar los desafíos de la vida y desarrollarse como ciudadanos autónomos y responsables. La educación debe proporcionar herramientas para la movilización y la acción, preparando a los individuos para adaptarse a un entorno social cada vez más incierto e impredecible.

Cruz Vadillo resalta el papel crucial de los profesionales de la educación en este proceso, ya que son ellos quienes tienen la responsabilidad de dotar a los estudiantes de los activos necesarios para desenvolverse en la sociedad y hacer frente a los desafíos que enfrentarán en el futuro.

En este sentido, la educación cumple un doble propósito: por un lado, forma a los individuos como ciudadanos íntegros y autónomos; por otro lado, les proporciona herramientas prácticas para acceder a oportunidades y superar obstáculos en su camino hacia el bienestar y el desarrollo personal.

Cruz Vadillo concluye su intervención enfatizando en la importancia de una educación integral y transformadora, capaz de preparar a los estudiantes para afrontar los desafíos de la vida y contribuir al progreso de la sociedad en su conjunto.

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