Las instituciones educativas comienzan a generar mecanismos para atender las violencias ejercidas al interior de sus campus
Por: A. Uriel / www.muraleducativo.com
Replantearse la masculinidad comienza a ser una necesidad en la coyuntura actual. Los foros de denuncia anónima y la protesta son los principales signos de que la violencia de género no ha sido atendida apropiadamente desde las instituciones. Ante ello, han surgido alternativas como la del Mtro. Roberto Garda, director de Hombres por la Equidad, A.C., que compartió sus reflexiones sobre el tema en la IBERO Puebla.
En la Universidad Autónoma de Querétaro, el Mtro. Garda es parte de un cambio significativo en la atención y resolución de violencias al interior de la casa de estudios: la Dirección de Igualdad de Género y No Discriminación, donde se trabaja directamente con hombres señalados por actos de poder, misoginia, sexismo o conductas lascivas.
Este proyecto fue presentado en las Jornadas universitarias para prevenir las violencias y promover los derechos universitarios, donde la Dra. Galilea Cariño Cepeda, directora de la Defensoría de Derechos Universitarios de la IBERO Puebla, celebró este acercamiento: “Significa asumir una corresponsabilidad desde la identificación de las violencias, la detección y la propia denuncia cuando el caso así lo requiere”.
En 30 años de trayectoria, el experto ha podido acercarse al conflicto del género y el poder desde diversos ejes, que hoy le confirman que es relevante que los hombres participen en temas de género que, al contrario de lo que se piensa, no son un motivo de división y diferencia, sino una vía para la reestructuración y el reconocimiento de la violencia.
“Cualquier espacio en el que tengamos conflictos podría convertirse en un festejo, en una oportunidad de convivencia, o en una tragedia. El tema es si estamos listos para cualquiera de los escenarios”: Mtro. Roberto Garda
Para llegar a ese punto de autocrítica y atención, es necesario entender de dónde viene el conflicto, pues si bien este puede ser una “celebración de nuestras diferencias”, como lo define el académico, esto se interrumpe cuando el enojo, la ignorancia y la superioridad se hacen presentes. “Es que yo no sé, y como no lo sé, prefiero enojarme contigo”.
Además, el modelo de hombre patriarcal recurre a la violencia cuando existe la duda porque “nunca se nos había cuestionado”, explicó Roberto Garda. “Muchos hombres no recibimos esa educación. ¿Eso nos hace malos o buenos? No, solo nos hace productos de nuestra sociedad”.
Otro factor que influye en ese cuestionamiento a las violencias es el miedo o el rechazo que sienten los agresores a renunciar a de privilegios, modos de vida y comodidades. “La pérdida, cuando se vive desde los hombres, es ganancia”. En ese sentido, “un sujeto histórico que no pierde no tiene aprendizaje”.
La labor de cuestionamiento, reflexión, autocrítica y erradicación de las violencias se vuelve más complejo gracias a que “es tan robusto el patriarcado que genera sujetos históricos que nunca aprenden nada”. Pero no es imposible. El Mtro. Roberto Garda asegura que el cambio empieza por tomar responsabilidad de los actos.
La propuesta recae en desarrollar responsabilidad a largo plazo en aquellos hombres que fueron violentos con alguien más. Por la escucha, la intervención oportuna y el diálogo constructivo, puede erradicar estas actitudes y crear una estructura de justicia restaurativa para atender estos casos.