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Las autoridades mexicanas minimizaron la amenaza y no emitieron recomendaciones adecuadas

Por: A. Uriel / www.muraleducativo.com

El desastre natural desencadenado por el huracán Otis en el estado de Guerrero ha dejado en evidencia la falta de previsión y organización por parte de las autoridades gubernamentales, señaló Valente Tallabs González, director de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP.

Abordó la situación desde una perspectiva crítica, señalando que México cuenta con una larga historia de enfrentamiento a fenómenos naturales de gran magnitud, lo que debería haber resultado en una capacidad de organización y toma de decisiones altamente profesional y protocolos bien definidos tanto en la prevención como en la respuesta ante este tipo de eventos.

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Sin embargo, el huracán Otis demostró que esta preparación no fue adecuada, ya que muchas personas no fueron debidamente informadas o alertadas. A pesar de que la formación de un huracán como Otis era previsible debido a la periodicidad de tales fenómenos, con un último evento importante en 1997, las autoridades no tenían protocolos efectivos para manejar la situación.

Tallabs González destacó que las autoridades mexicanas minimizaron la amenaza y no emitieron recomendaciones adecuadas, lo que resultó en una falta de previsión y una respuesta inadecuada ante el desastre.

Además, señaló que la información oficial no se comunicó de manera efectiva. Mencionó un informe del New York Times que indicaba que las autoridades meteorológicas de Estados Unidos sabían de la amenaza y pudieron haber advertido a México con al menos 10 horas de antelación.

El académico también destacó que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, proporcionó seguimiento detallado sobre la situación a través de sus redes sociales personales, mientras que las cuentas oficiales no lo hicieron. Esto refleja una falta de protocolo y organización en el estado de Guerrero para hacer frente a desastres de esta magnitud.

Además, se observó que no se suspendieron actividades masivas ni esenciales, lo que puso en riesgo a miles de personas que asistieron a eventos como la Convención Nacional Minera, entre otras.

Valente Tallabs comparó la situación actual con el huracán Patricia en 2015, cuando el entonces presidente Enrique Peña Nieto desplegó un operativo y se movilizaron recursos de manera eficiente para enfrentar la amenaza.

El desastre causó daños significativos en infraestructuras, negocios y hogares, con pérdidas estimadas en cerca de 15 mil millones de dólares, lo cual es veinte veces más que el presupuesto anunciado por el Gobierno Federal para mitigar la tragedia.

Expresó su preocupación por la falta de claridad en las Reglas de Operación del Fonden (Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales) y el manejo de los recursos por parte de las Fuerzas Armadas, lo que podría afectar la ejecución de los fondos destinados a la recuperación.

Dijo que el huracán Otis ha expuesto la falta de preparación y organización del gobierno mexicano ante desastres naturales, lo que ha llevado a una respuesta improvisada y descoordinada. La magnitud de los daños y la insuficiencia de los recursos disponibles plantean desafíos significativos en la recuperación de Guerrero.

Mientras que, Herminio Sánchez de la Barquera, profesor de la Licenciatura de Relaciones Internacionales de la UPAEP, manifestó que las críticas a la respuesta gubernamental ante el desastre natural desencadenado por el huracán Otis en Guerrero continúan, y enfatizó la importancia de comprender que ningún país está exento de enfrentar situaciones de crisis, ya sean terremotos, erupciones volcánicas, atentados terroristas, huracanes o inundaciones.

Subrayó que, al salir de la normalidad cotidiana, se entra en una situación de crisis que requiere mecanismos de gestión específicos. México, como país con experiencia en enfrentar desastres naturales, debería haber estado mejor

Destacó que la previsión y la prevención son aspectos fundamentales en la gestión de crisis. La previsión implica evaluar las características específicas de cada región y tomar medidas en consecuencia. Por ejemplo, la arquitectura y la ingeniería deben adaptarse a las amenazas locales, como terremotos en Chile o Japón. En cambio, la prevención se refiere a la toma de medidas concretas antes de que ocurra un fenómeno. En este sentido, el profesor señaló que el gobierno tenía información temprana sobre la formación de Otis, pero no actuó con la celeridad necesaria.

Indicó que la planificación y la intervención son esenciales en la gestión de crisis. La planificación debe coordinar acciones para minimizar los efectos de un fenómeno, mientras que la intervención implica acciones concretas para salvar vidas.

El profesor también lamentó la falta de colaboración entre las diferentes instancias de gobierno y la lenta respuesta de las Fuerzas Armadas en esta crisis. Señaló que la comunicación entre las autoridades es vital en momentos de crisis y destacó la importancia de mantener los mecanismos adecuados para ello.

Asimismo, Sánchez de la Barquera cuestionó la afirmación del presidente de México de que “tuvieron suerte” en medio de la tragedia. Consideró esta declaración desafortunada y carente de empatía hacia las víctimas y sus familias.

Expresó su preocupación por el costo y la magnitud de la labor de rehabilitación necesaria en Guerrero. Afirmó que, a pesar de lo que dijo el presidente, sí existen límites en el gasto y es necesario manejar los recursos de manera eficiente. Además, hizo hincapié en la importancia de entender la responsabilidad que conlleva ser Presidente de la República, especialmente en momentos de crisis.

Ambos académicos coincidieron en señalar que la falta de profesionalismo en la gobernanza y la priorización de la política sobre la gestión de crisis. Se menciona la necesidad de involucrar a la sociedad civil en la reconstrucción de las zonas afectadas y garantizar la seguridad en el transporte de donaciones.

La discusión concluye con una reflexión sobre la necesidad de superar las diferencias políticas en momentos de crisis y la importancia de transmitir valores en las familias mexicanas.

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