El proyecto contempla dejar de 10 la trotapista, el espejo de agua, los baños, vestidores y las casetas de vigilancia, así como las canchas y los juegos infantiles
Por: Redacción / www.muraleducativo.com
El Parque Cerro de Amalucan es uno de los pulmones naturales más grandes de la ciudad que sufrió del descuido e indiferencia de la Administración anterior, dejándolo sin algún tipo de mantenimiento, es por ello que este Gobierno Municipal, encabezado por Eduardo Rivera Pérez, arrancó con el rescate y rehabilitación del espacio, destinando 6.5 millones de pesos del programa “Grandes Parques”.
Al ser un referente recreativo que recibe entre siete y ocho mil personas semanalmente, resulta urgente dejarlo de 10, “para que todas y todos puedan venir a respirar, a hacer ejercicio, a pasar con la familia un fin de semana, porque son lugares donde viene uno a alimentar el espíritu y el alma, a ejercitarse para ser una mejor persona”, expresó el Alcalde.
Por tanto, es que se realizará la rehabilitación total de la trotapista y el espejo de agua, se dará mantenimiento a baños, vestidores y a las casetas de vigilancia, se atenderán desperfectos en las partes del enrejado perimetral que se encuentren dañadas, y se intervendrán tanto las canchas como la zona de juegos infantiles, entre otras mejoras.
Obras que se harán en el Cerro de Amalucan
Será “Construcciones y Soluciones Ambientales Madeisa” la empresa encargada de realizar la obra, donde el objetivo en común con el Ayuntamiento es hacer de este parque un espacio de bienestar y equilibrio entre la infraestructura verde y la infraestructura gris de la capital, donde la ciudadanía pueda coexistir y disfrutar de áreas recreativas dignas, en medio de una zona boscosa de 70 hectáreas, detalló Myriam Arabian Couttolenc, secretaria de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Puebla.
Estas labores de rescate concluirán aproximadamente a finales de noviembre, por lo que Ana María Jiménez Ortiz, Regidora Presidenta de la Comisión Patrimonio y Hacienda, celebró que esta Administración tenga un sentido de urgencia por devolver a la ciudadanía entornos vivos, que no sólo tienen una vocación de esparcimiento, sino también de convivencia y necesarios para la construcción de la paz.
