
Tumba Burros Digital
Por: Luis Escobar Ramos / www.muraleducativo.com
Como precedente a la existencia de las organizaciones sindicales, se dio un movimiento al que se le denominó Ludita o Ludismo; esto en alusión a Ned Ludd, un trabajador inglés de la industria textil que habría roto dos tejedoras mecánicas en 1779, hecho que impulsó este movimiento consistente en enfrentar la mecanización e industrialización a través de la destrucción de las máquinas, marcando un hito en el mundo del trabajo, que está presente hasta nuestros días; debido al recambio tecnológico que periódicamente vivimos los seres humanos y que hace pensar constantemente sobre cuál es la mejor forma de desafiar esos retos.
No hay que perder de vista que, durante la Primera Revolución Industrial se daban condiciones de trabajo precarias y abusivas, por lo que, el movimiento Ludita no sólo tenía como objetivo la ruina de las máquinas; sino también contempló que los trabajadores se unieran en grupos para pelear por derechos laborales como: mejores salarios, mejora de las condiciones de trabajo de hombres, mujeres y niños y aunque muy pocos lo dicen, ya se impulsaba la idea de una representación y la conformación de sindicatos; la cual ya se concretó más adelante en el siglo XIX
La Segunda Revolución Industrial (1870-1914), además del gas y la electricidad como fuentes de energía, de nuevos materiales como el acero, de sistemas de transporte (avión, automóvil) y de comunicación como radio y teléfono; vino acompañada de nuevas formas de organización del trabajo denominadas Fordismo-Taylorismo, cuya finalidad era aumentar la productividad por medio de la especialización del trabajo y la producción en masa; lo que significó nuevos retos para los trabajadores, pero también una serie de demandas en la búsqueda de la adaptación a las recientes condiciones laborales en un entorno de cambio constante.
Es de destacar que en este periodo aún prevalecían condiciones de trabajo complejas, manifestadas en largas jornadas, bajos salarios y riesgos en la seguridad; lo que obligó a generar estrategias que llevaron a la conformación de sindicatos (naciendo con ello la negociación colectiva) la disputa por la mejora salarial y de condiciones, la ralentización de las actividades (tortuguismo), la formación de huelgas e incluso la emigración a otros países como los Estados Unidos en la búsqueda de nuevos horizontes.
En este periodo las máquinas cambiaron y aceleraron el proceso productivo, lo que provocó el desplazamiento de mano de obra; ya que, por ejemplo, lo que antes hacían diez trabajadores, ahora lo realizaba una máquina, lo que desató un fuerte desempleo
Ante la pérdida de empleos y el auge del modelo Fordista-Taylorista que impulsó las tareas repetitivas, la desconexión del producto, la pérdida de habilidades, el impacto en la salud mental y la falta de comunicación entre trabajadores, fue necesario diseñar una estrategia novedosa que permitiera palear la situación y es en este momento cuando por primera vez en la historia del mundo laboral los trabajadores organizados presentan una propuesta basada en la oferta de su capacidad intelectual y emocional, que claro, los empleadores ya venían explotando, sólo que sin el pago correspondiente; no obstante, esto fue trascendente porque representó una nueva ruta en el desarrollo de ese tipo de actividades en pro del proceso productivo, con un pago por ese esfuerzo.
En la segunda mitad del siglo pasado dio inicio la Tercera Revolución Industrial, denominada así por Jeremy Rufkin y avalada por el Parlamento Europeo; misma que se conoce también como Revolución Científico-Tecnológica, Revolución de la Inteligencia o Revolución Digital; ésta se da con el desarrollo de la Informática y las primeras computadoras; así como por las innovaciones tecnológicas que cambiaron la manera de producir y distribuir los bienes y servicios en las naciones industrializadas.
Esta revolución vino a transformar radicalmente el mundo del trabajo; ya que, se dieron cambios en las tareas, habilidades requeridas, incluso modificando la propia esencia del trabajo; lo anterior, a través de la automatización de procesos y la robótica, lo que en buena medida desplazó a trabajadores que realizaban tareas repetitivas; haciendo necesarias nuevas habilidades y roles para poder insertarse en áreas de tecnología, de gestión de datos, de energías renovables o la biotecnología.
Otro aspecto por puntualizar es que dentro de los desafíos de esta revolución están. La imperante necesidad de formación y capacitación constante y hasta el final de la vida laboral de los trabajadores; el fortalecimiento del lesivo fenómeno de la flexibilidad laboral, el trabajo a distancia y en línea y la aparición de la economía colaborativa o de plataformas las cuales se han acelerado y requerido nuevas formas de gestión y organización del trabajo; no obstante, es menester mencionar que estas nuevas formas de trabajo han provocado precarización e inestabilidad laboral y en las condiciones de seguridad y salud en el empleo.
Ante lo anterior; los trabajadores han visto modificado su rol tradicional; sin embargo, han sido muy pocas las organizaciones que han trabajado en acciones claves como la alfabetización digital y el desarrollo de habilidades; la capacitación en nuevas tecnologías, análisis de datos, programación y lo relacionado con la automatización.
Así mismo; es fundamental la especialización en áreas emergentes, fomentar la capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías y formas de trabajo y el desarrollo de las habilidades blandas; pero primordialmente, todo esto debe darse a través de la defensa de los derechos laborales en el nuevo entorno laboral, lo cual es posible mediante la participación en los sindicatos, la negociación colectiva y el impulso de un marco regulatorio que proteja a los trabajadores y la promoción de políticas laborales justas y equitativas.
Por hoy se nos agotó el espacio, la siguiente semana continuaremos, saludos cordiales.
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